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29.7.17

PREFERIRÍA NO HACERLO






Recién  termino de ilustrar uno de los relatos mas enigmáticos de la literatura, “Bartleby el escribiente” de Herman Melville. fue publicado por primera vez a fines de 1853 en dos capítulos en una revista literaria. Mientras leía no podía dejar de recordar  a Kafka y a Bruno Schulz.
La historia es muy simple, contada por uno de los protagonistas, un abogado que contrata un copista llamado Bartleby, es muy poco lo que sabremos de él. El trabajo de Bartleby es copiar, lo que hace con suma eficacia, hasta que un día le piden que haga otra tarea y su respuesta “´Preferiría no hacerlo” será como un estribillo que atravesará todo el relato.Pienso que el actor principal no es Bartleby, sino el narrador, un abogado que analiza meticulosamente sus propias reacciones ante el comportamiento del amanuense a lo largo de los días, para él, un profesional prestigioso, es absolutamente incomprensible y excéntrico.
Un licor nihilista impregna toda la historia, nos lleva al borde de un abismo donde sentimos la inmensa soledad de la que estamos hechos. Muchas preguntas me habitan después de esta lectura.
Los dibujos que acompañan, inéditos aún hasta que La Marca Editora los incorpore a su colección, fueron inspirados por este libro.


21.7.17

MUNDO REAL





Gran parte de mi trabajo creció y se desarrolló en los medios gráficos, diarios y revistas en donde ilustraba notas periodísticas, al fragor de las urgencias, de los cierres y todo el vértigo que es parte del periodismo.
Aunque mi formación como artista gráfico la fui forjando, mirando y estudiando a pintores, escultores o dibujantes que amaba, mas allá de épocas y modas.
Pero eran las modestas páginas de diarios y revistas mi campo de pruebas. Ahí sentía que entraba en contacto con el “mundo real”.
 Hoy esa certeza se diluye, comienzo a sospechar que “ese mundo real” era una ficción. Cuando veo como se manipula la realidad, como se escamotea descaradamente la información, para salvar los intereses mezquinos del poder.

El “mundo real” lo encuentro, paradójicamente, en algunos relatos de ficción, pueden ser Franz Kafka, Melville, Roberto Arlt quienes abren esa puerta.